La amenaza de los incendios en Canarias ha dejado de ser lamentablemente una amenaza, para convertirse en la fatal realidad que asola los bosques de las islas cada año. Y aunque, a la espera de conocer el origen, las condiciones climáticas (altas temperaturas, viento, etc…), lamentablemente, como siempre, ha tenido mucho que ver por eso mismo, la negligencia de los políticos que se han despreocupado de medidas preventivas para evitarlos o atenuar su virulencia. Ocurre una vez más, cuando, haciendo balance del acontecido en el sur de Gran Canaria hace ahora dos años, se han quedado fuera de las ayudas la mitad de los damnificados. ¿Cómo creer ahora a los cantamañanas de la clase política, que hablan ya de que se volcarán en ayudas? ¿Por qué no dejan de mentir y hacen su trabajo, por el que le pagamos los ciudadanos, y administran y gobiernan al menos decentemente, en vez de despilfarrar el dinero de los canarios en sus rifirrafes políticos para beneficiar a sus compinches y perpetuarse en el gobierno o la oposición, porque lo mismo da con tal que se cobre por hacer ver que hacen. En cualquier país civilizado, los políticos que gestionan pésimamente los presupuestos públicos, tendrían la vergüenza de dimitir a la mínima, o no se les dejaría continuar con el despilfarro, la corrupción o la ineptitud. ¿Por qué seguir dándoles ese cheque en blanco que tanto está costando a la sociedad canaria, que precisamente no le sobran los recursos, ante tanto pobreza, paro, pésima sanidad o educación y gestión económica? Si de anteriores etapas, no podemos decir que los ha habido buenos, si podemos decir, que ni siquiera mínimamente peores a los de ahora. Esta “gentuza” como acertadamente los ha definido Arturo Pérez-Reverte están llevando Canarias al caos económico, social y humano, y no les importa. Están vaciando las arcas de la comunidad con estrepitosos fracasos en sus piráticas aventuras encadenadas gobierno tras otro, sin disculpa de ninguno, pues forman piña para subirse los sueldazos cada vez que quieren o sus prebendas, como un fantástico retiro sin necesidad de llegar a 65 años, mientras permiten que el paro avance de manera vertiginosa premiando a sus causantes (políticos y grandes empresarios especuladores). ¿Enumeramos? Tebeto, Vanyera3, Granadilla, Torres del canódromo, Pavía, Las Teresitas, Gran Marina, Salmón, moratoria… Señores, sean al menos una vez honestos en sus vidas y desaparezcan. No sigan hundiéndonos económica y moralmente. Vayánse, pero eso sí, sin dejar antes de pagar por sus tropelías y responsabilidades. ¡Estaría bueno!