Al entrar Estados Unidos en la II guerra mundial, tras el ataque japonés a Pearl Harbour, el presidente Roosevelt, accediendo a la información proporcionada por Einstein de que los nazis estaban a punto de crear una bomba nuclear de imprevisibles repercusiones, puso en marcha el llamado proyecto Manhattan, liderado por los científicos Robert Openheimer y Enrico Fermi. Los trabajos de este proyecto que en 1945 llegó a movilizar -muchos sin saber de que se trataba y de su peligro- a 130 mil trabajadores con un coste de los que sería hoy 20 mil millones de dólares. El resultado, la explosión de la primera bomba atómica, llamada Trinity, similar a la "Fat-man" lanzada el 16 de julio de 1945 sobre Nagasaki, poco después de la bautizada "Little boy" sobre Hiroshima. Los efectos destructivos de las bombas nucleares -incalculables previamente- provocó que algunos de aquellos cientificos crearan en 1947 desde el Boletín atómico de la Universidad de Chicago, el "Doomsday's clock". Si el mismo Oppenheimer, se convertiría desde su privilegiado puesto -hasta su caida en desgracia con el maccarthismo de los años 50 en que fue acusado de marxista- en defensor del control de armamento nuclear, otros cientificos presos del horror de sus actos, decidieron simbolizar que, de no cambiar, a la humanidad le quedaba poco de vida. El reloj combina la idea de "cuenta atrás" previa a las explosiones nucleares con el efecto apocaliptico paralelo al de la medianoche. Si bien, en el principio, se convenía exclusivamente el peligro nuclear, con el tiempo se han añadido otras "hazañas" de la humanidad, como el efecto del cambio climático o el desarrollo de nanotecnologías de resultado dañino para el equilibrio de la tierra. Por eso, los cientificos que "controlan simbólicamente" el doomsday's clock, lo han adelantado un minuto, un minuto más cerca del fin del mundo tras hechos como el accidente nuclear de Fukushima, la falta de compromisos internacionales para frenar el calentamiento de la tierra y los escasos avances en la reducción de arsenales atómicos. Sin embargo, habría que añadir, otros elementos causados por la infinita ambición de poder del hombre, como la crisis económica actual de incalculables consecuencias, que unido al control de la información de manera globalizada, está convirtiendo este planeta en un mundo dominado por unos pocos en contra de una mayoría cada vez mayor y más necesitada. Este "doomsday's clok" político, social y económico, es el más peligroso porque es el que finalmente acelera el que de buena fe científicos conscientes del poder destructivo que tenemos en nuestras manos, nos viene avisando.