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jueves, 21 de enero de 2010

SERLO Y PARECERLO

Que quieren que les diga. A mi ésto de la justicia me parece cada vez más ciega, o cuando menos, confusa y dificil de digerir. Nos siguen sorprendiendo archivando casos como si cual cosa, dejando en el aire un recelo ciudadano que va en contra de la propia limpieza del estamento jurídico. El Supremo acaba de absolver al juez que fue Presidente de la Audiencia de Las Palmas, José Antonio Martín del delito de negociación prohibida a funcionarios, por el que había sido condenado por el Tribunal Superior de Canarias a un año y medio de inahibilitación. No sólo lo ha absuelto, sino que se apresuraron a darle la buena nueva por teléfono (¿cuanto tiene que esperar un ciudadado de a pie para obtener el mismo resultado?). Inmediatamente, la casta politica, para curarse en salud, porque hay muchas causas pendientes por corrupción pendientes y otras tantas misteriosamente archivadas, ha salido al paso en contra del "linchamiento mediático". Yo también me opongo a este juicio paralelo fomentado por intereses oscuros, pero aplicarlo en este caso, cuando simplemente se ha limitado a informar de hechos contrastados, parece sospechosamente manipulador. Los hechos contrastados son que la víspera del juicio contra el narcotraficante Rafael Bornia, en junio de 2005 por atentar contra la salud pública, el citado Martín, que tenía que juzgarlo, recibíó una llamada de su amigo Wilebando Luis Yánez, a su vez amigo del hermano del delincuente y narcotraficante Bornia, interesándose por su caso. El juez Martín le dijo: "Díle que no se enrolle y que diga las cosas claritas, que diga que está dispuesto a prestar fianza en la cantidad que sea". Si ésto no es asesoramiento, que baje Dios y lo vea. Consta además, que el juez Martín, preguntó al Fiscal momentos antes de iniciar la causa sobre la posibilidad de pedir libertad para el narcotraficante, y ante su negativa, interesó la petición de libertad con alta fianza, también rechazada. A continuación, el juez, a diferencia de otros magistrados de la sala, votó a favor de la libertad provisional del traficante. Lo peor de este caso, son las tinieblas que deja la absolución y los posibles precedentes que pueda crear en el ejercicio de la justicia, porque como dice el refrán no sólo hay que ser honesto, sino parecerlo.