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jueves, 11 de febrero de 2010

EL NOBEL PARA FERRER

Todos sabemos como se las gastan en Suecia con la concesión del Nobel. A veces aciertan, aunque la mayoría se pliegan a intereses. Ahí están ejemplos sorprendentes de señores que se han llevado el codiciado premio a su casa sin merecérselo. Con el de la Paz, es evidente, y a las puertas se quedó tres veces Vicente Ferrer, aun siendo el mejor candidato, fallecido el pasado año a los 89. Llegó a la India en 1955 y nada más hacerlo, construyó escuelas y hospitales, promoviendo además la educación como parte del desarrollo, centrándose en los parias, los más rechazados por la sociedad india de castas. En todo este tiempo, su labor ingente, creo, que no se la puede imaginar capaz de hacerla a ningún gobierno: 1.696 escuelas, 4.978 asociaciones de mujeres con un total de 67.135 miembros, 17 clínicas y hospitales, unas 30 mil viviendas y al rededor de casi tres millones de árboles plantados en una zona que los geólogos declararon en 1969 en inminente proceso de desertización. Vicente Ferrer paraticipó muy joven como militante del Partido Obrero de Unificación Marxista (de orientación troskista) en la guerra incivil española en defensa del legal gobierno republicano frente al alzamiento militarista de Franco. Al caer el frente de Cataluña el gobierno francés colaboracionista lo interna en un campo de concentración y lo entrega a la España fascista que lo mantiene preso. Liberado, ingresa en la orden jesuita en 1944 y dedica su vida como misionero y filántropo en la región india de Anantapur, estado de Andrah Pradesh. Las clases altas lo ven como una amenaza de sus intereses, pero consigue seguir adelante con sus proyectos humanistas gracias al apoyo de la presidente Indira Gandhi. En 1966 abandonó la compañía jesuita y se casó con la periodista inglesa Ann Perry. Su labor la continúa la fundación de su nombre, para la cual numerosísimas personalidades y colectivos de todo el mundo han iniciado una campaña para que se le conceda el premio Nobel de la Paz por su extraordinario legado y como ejemplo de que es posible luchar por la paz desde la cooperación y la solidaridad.