El pasado martes, la consejera de cultura, poltica social y vivienda del gobierno, Inés Rojas, hizo unas declaraciones en el periódico Canarias 7, que no tienen desperdicio. Invitan a distintas lecturas y suponen una voluntad explícita de palabra a cambiar el modelo de gestión llevado hasta ahora, y por supuesto, una autocrítica a lo realizado, dejando en el aire una voluntad al diálogo para construir ese nuevo modelo. Vamos a ver si es verdad... Porque uno ya está escamado de tanto mentiroso/a metido en política que se llena la boca diciendo unas cosas, con el pensamiento puesto en otras, para hacer luego justamente lo contrario de lo que dicen. Y, además, no lo olvidemos, nos encontramos en plena campaña electoral. Pero yendo a las susodichas declaraciones, Inés sostiene: "La cultura no muere con estos presupuestos. Lo que ha muerto es el modelo cultural y ahora, entre todos, pondremos en marcha uno con una cultura sostenible". En gran medida, tiene razón, ni siquiera en las dictaduras más recalcitrantes y bananeras, han podido cargarse la cultura mientras exista un creador vivo, e incluso, matándolos o forzándolos a exiliarse. Pero la creación cultural necesita medios para desarrollarse y si no los tiene es como si no existiera, se debilita y empobrece y como resultado puede llegar a desaparecer como manifestación de un pueblo. Eso que dice a continuación tajantemente que "lo que ha muerto es el modelo cultural", ¿realmente se lo cree? ¿Va a eliminar aquellos proyectos bandera de su modelo cultural como, por ejemplo, el Festival de Música de Canarias, Septenio o Canarias crea? Vamos a ver si es verdad... Por otro lado, debería explicar que entiende por cultura sostenible, aquí y ahora.
Sostiene Inés también, que "gran parte de la industria cultural se sostiene sobre el presupuesto público". Eso es evidente y nadie lo niega, y eso ocurre en muchos países, y en mayor medida en aquellos cuya incompetencia ha sido manifiesta a la hora de articular la iniciativa privada. Si nos paramos a pensar, ¿de quién dependen los teatros-cines, auditorios, museos, centros de arte, casas de la cultura, conservatorios, orquestas sinfónicas, etc..., en Canarias? ¿Quienes son los que programan con dinero público esos espacios, producen discos y películas, editan libros, mantienen una televisión. etc... compitiendo deslealmente con la iniciativa privada, impidiendo que esta se desarrolle? Por ello, eso de que el modelo ha muerto, no me lo termino de creer. ¿Van a dejar de hacer de repente el Festival de Música de Canarias, de repartir a manos llenas dinero con el Septenio, de seguir dilapidando sin control ni rentabilidad desde Canarias Crea, de subvencionar a la ATAO o ACO o megaconciertos al aire libre, por poner ejemplos de lo que se hace ahora?
Sostiene Inés que hay que poner en marcha un modelo de gestión "con el fin de que la cultura se sostenga casi sin ayudas públicas". Sería lo ideal para que la cultura no tuviera que medrar en la política y se abandonaran los proyectos megalómanos que son lo que en gran medida nos ha llevado a esta situación crítica. Pero, ¿cómo hacerlo en un país donde el tejido cultural se ha creado sobre la base de lo público? ¿Cómo sin lesionar los intereses de la ciudadanía cuando los propios poderes públicos han fomentado un modelo subcultural con la excusa de que es el que le gusta a la gente?
Igualmente sostiene que "el talento y la creatividad no peligran, porque estos no dependen de las subvenciones públicas". Nuevamente, ha descubierto petróleo. Por supuesto que es así, como que lo único o lo que más depende de las subvenciones públicas son los partidos políticos donde, a la vista de como nos va, no hay talento ni siquiera creatividad. Que lo diga alguien que tiene garantizado un sueldo mensual del presupuesto público -cosa que no tiene un creador subvencionado-, manda tela.
Sostiene finalmente Inés que considera "peligroso" que la cultura se venga abajo como afirma el sector, porque de "ser cierto" -ironiza encima- significaría que la cultura se sostiene sobre "unos cimientos débiles, que se pueden venir abajo por la crísis económica". ¿Pero qué pollabobada, como decimos en Canarias, es ésta? ¿No es cierto que es así, que sus cimientos son débiles, precisamente porque los poderes públicos han querido que sea así y van a hacer que siga siendo así, desengañémonos, a pesar de esta declaración de meras buenas intenciones forzadas por la falta de presupuesto para mantener el modelo defendido hasta ahora? ¿No es igual de cierto que todo el tejido industrial existente en Canarias se sostiene sobre cimientos débiles a base de subvenciones, incluido el turístico que es el básico en que se asienta la economía de las islas?
A pesar del tufillo demagógico y electoralista de estas declaraciones, habrá que dar un nuevo margen de esperanza, que es lo único que le queda al sector de la cultura en Canarias, sobre todo en esa afirmación que sostiene Inés Rojas de estar abierta al diálogo. Una vez más... Vamos a ver si es verdad.