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martes, 5 de octubre de 2010

LA SOLEDAD DE ZPP

ZPP está solo, por mucho que digan sus enterradores en su propio partido que hacen una piña con él. Su soberbia en seguir empeñado en mantener una reforma laboral que beneficia al capital financiero a pesar de que los trabajadores se hayan echado a la calle contra ella, es significativo de como entiende la democracia y los principios políticos. Las primarias en su propio partido en las que los militantes han pasado de "los candidatos oficiales", ha sido un aviso de navegantes a que vaya olvidándose de presentarse de nuevo a las próximas elecciones. Sería el descalabro para una opción que se vendió frente a la derechona, como aglutinadora de la izquierda española a la que ha engañado -como hizo Felipe en su segundo mandato- electoralmente. Su apoyo a Sarkozy en la expulsión de minorías étnicas, su apoyo a la política del reyezuelo marroquí en contra de los derechos humanos de un pueblo, su empeño en seguir en la guerra de Afganistán, y algunas cosas más de lamentable significado para quien dice liderar una fuerza "progresista", lo arrastran cada vez más cuesta abajo y sin freno. ZPP está escorado a la derecha, haciéndole la cama al R(ajoy)PP, quitándose la máscara y muy solo, sin saber que hacer. Ante su política de bandazos, de incoherencias, de incumplimientos electorales, de soledad incluso de falta de apoyo de muchos de sus propios militantes de partido, debe irse, dimitir. Pero la ciudadanía debe tener claro que ni PSOE ni PP son válidos para dar al país el golpe de timón democrático y social que necesita. Ninguno de los dos, por su trayectoria reciente, están capacitados para la regeneración que tanto necesita a todos los niveles España. Hace falta más pluralismo ideológico y el fortalecimiento de un auténtico movimiento progresista aglutinador de las esperanzas de un pueblo, cada vez más desmoralizado y desarmado ante la corrupción y la ineptitud de una casta política, cada vez más alejada del pueblo -al que sólo se acerca cada 4 años para pedirle el voto- y su empeño en perpetuarse. La democracia, el estado de bienestar, la solidaridad, un mundo sostenible, la participación social en todas las decisiones, la libertad religiosa y de pensamiento, el control de la corrupción y el capital financiero, la reducción del paro, sólo se conseguirán con la aparición de foros, movimientos o partidos auténticamente de progreso y el apoyo ciudadano a estas iniciativas, frente a aquellos que nos han querido desideologizar para manipularnos a su antojo.