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viernes, 20 de mayo de 2011

REFLEXION

La casta política, no sólo ha perdido la ideología, sino también, la vergüenza. Insisten en su discurso huero y torticero a pesar de verse desbordados por el veredicto cada vez más creciente de la sociedad. Sus palabras interesan cadavez menos porque pertenecen al pasado. Afortunadamente ya no monopolizan la política, no tienen credibilidad, y la única manera de recuperarla sería al día siguiente de tomar el poder, sentarse a disponer todas las reformas políticas necesarias que demanda la calle y luego dimitir. Sería el único gesto válido y honesto que pudiera quedarles, y el único tema para cualquier pacto postelectoral.

Si alguna fuerza política, siquiera una, hubiera planteado en su programa para los cuatro próximos años los puntos que creo necesarios para una mínima regeneración política de este maltrecho país, votaría con la misma alegría e ilusión que hice en las primera elecciones democráticas después del largo túnel de la dictadura franquista. Estos puntos estimo que deberían contemplar:

1.- Una profunda reforma de la ley electoral, que suponga una democracia real y que equipare el voto de todos y de la manera más directa posible, sustuyendo la ley D'hond que fomenta el bipartidismo.

2.-Reforma de las Instituciones (eliminando aquellas innecesarias u obsoletas que se solapan y disparan el gasto público).

3.- Disminución drástica de los sueldos de los políticos, y sólo para aquellos estrictamente necesarios. Eliminación de todas sus prebendas y canonjías. Móviles, tarjetas de crédito, secretarios, asesores, despachos, calidad de aforados, coches oficiales... que en todo caso sea a cargo del propio partido y no de los ciudadanos. Que estén equiparados a los demás trabajadores españoles en sueldos, y otras circunstancias respecto al paro y jubilación. Sería el primer paso para dar ejemplo.

4.- Que sean resposables de lo que firman y ejecutan, con su propio patrimonio o ante la ley. Los ciuadadanos no tienen por que pagar su conducta irresponsable y corrupta.

5.- Que a los corruptos condenados se les prohiba de por vida ejercer la política y no se admitan en las listas electorales a los imputados. A quienes lo sean, dimitan inmediatamente de sus cargos.

6.- Prohibir el mercadeo de votos postelectoral y los pactos para ocupar poltronas. Que el unico pacto sea gobernar lo mejor posible en beneficio del ciudadano y no de sus propios intereses, de sus amigos o su partido.

7.- Prohibir el transfugismo.

8.- Crear mecanismo de control ciudadano periódicos de su gestión y facilitar -no entorpecer como ahora- las iniciativas ciudadanas e incorporarlas a las decisiones de gobierno.

9.- Que cesen sus políticas de privatización y se vayan recuperando aquellas esenciales para la ciudadanía, y cuya gestión ha empeorado ostensiblemente.

10.- Que al inicio del mandato, absolutamente todos hagan fe pública de su patrimonio personal.


Votar, creo que hay que hacerlo, porque es un derecho conquistado y un deber. Pero votar de manera que los vividores de siempre, los corruptos y los incapaces que han llevado la situación al límite, pierdan su poder. Con ellos no habrá regeneración posible. Con la abstención -que les interesa hasta cierto punto- tampoco. Votar en contra del tripartidismo y a favor de la democracia. Recuperar la ilusión es importante. Gracias 15-M.