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viernes, 4 de mayo de 2012

SECUNDINO DELGADO

 
Hoy, 4 de mayo, se cumple el primer centenario del fallecimiento de Secundino Delgado. En los sectores del nacionalismo -incluido el de la derecha nacionalista- se le considera "prócer" o "padre" de la patria canaria, en la búsqueda de un referente ideológico y personal. Evidentemente, Secundino, se convirtió en un ardiente defensor de la independencia de Canarias, como lo fue también de la de otros pueblos, especialmente del de Cuba, la cual abiertamente defendió desde 1885, durante su estancia en la cercana Florida, país del que llegó a obtener su nacionalidad al año siguiente de la independencia en 1898. Pero no hay que olvidar, que desde muy joven, fue un batallador militante anarquista que luchó por los derechos de los trabajadores. Eso le llevó, entre otras cosas, a formar parte en 1900, al regreso de uno de sus viajes a Venezuela, de la entonces incipiente Asociación Obrera Canaria, desde donde se fundó el Partido Popular Autonomista, que llegó  a presentarse, aunque con poca fortuna a las elecciones municipales. El desengaño, le hizo abandonar "el Obrero", periódico de la Asociación, y retornar a sus ideales nacionalistas con "Vacaguaré". En 1902, sabedor el general Weyler de su estancia en Tenerife, ordena su detención acusándolo del atentado a la Capitanía General de la Habana de 1896. El vengativo y sanguinario militar había intervenido en la guerra carlista -durante la cual masacró a la población civil valenciana-, y ejercido mando de capitán general en Canarias (1878-83), En Filipinas (1883-91), Cuba (1895-97), donde pasó tristemente a la historia por la dura represión inventando la técnica de campos de concentración para eliminar a los insurgentes, y de Cataluña, en donde fue protagonista de la sangrienta represión de la semana trágica de 1907. 
Después de 6 años del atentado del que saldría indemne, consiguió detener a Secundino y llevarlo a Madrid, donde a pesar de su declarada inocencia, pasó diez meses en la cárcel modelo. Este centro penitenciario, fue el mayor de Madrid hasta su demolición en 1939, para pasar a convertirse en el actual cuartel general del Ejército del Aire. Estaba destinado a presos comunes, pero también a presos políticos, como ocurrió a finales de la monarquía de Alfonso XIII, en que fueron internados los miembros del comité revolucionario de la II República, y escenario, durante la posterior guerra civil de numerosos fusilamientos. En la época que estuvo preso Secundino Delgado, estaba dirigida por José Millán Astray, padre del fundador de la Legión, que fue implicado en 1888 -aunque saliera absuelto- en el famoso asesinato (el primero en España de amplio eco mediático) de la calle Fuencarral de Madrid. En cárcel, Secundino, recibió el apoyo de Fermín Salvochea, reconocido anarquista y federalista, que llegó a ser alcalde de su ciudad natal, Cádiz, durante la primera república. Él consiguió que le visitara el ilustre paisano Nicolás Estévanez, que junto a otros, consiguió presionar para su liberación. También fue fundamental el que Secundino poseyera la nacionalidad cubana y favorecerle el Tratado de París (firmado el 10 de diciembre de 1898, España liberaría a los presos por delitos políticos, y entregaría a Estados Unidos, a cambio de 20 millones de dólares, Puerto Rico, Guam y Filipinas, dejando abierta su intervención en Cuba). Años después, se sabría, que quien realmente puso la bomba bajo el despacho de Weyler en Cuba, fue el periodista Armando André Alvarado, comandante del ejército libertador, que sería asesinado en 1925 por sicarios del dictador Gerardo Machado, cuando desempeñaba su cargo de director del periódico El Día de la Habana, donde era continuamente criticado.
Tras ser liberado sin cargos, Secundino macharía a México, donde publicaría con el seudónimo de Antonio Rodríguez López, su autobiografía "Vacaguaré". Regresaría a Canarias en 1910, donde, enfermo de la tisis contraída en la cárcel fallecería el 4 de mayo de 1912.


"Es verdad que todo conspira contra nosotros, desde la influencia de la nación que guarda las llaves de nuestros grillos, hasta la obcecación de hermanos nuestros, ya envilecidos por la sumisión y las cadenas; mas, cuanto mayores sean los obstáculos, más grande ha de ser la abnegación por dominarlos. ¿Qué importan los sacrificios si algún día llega a alumbrar nuestra Patria el Sol de la Libertad?"   Secundino Delgado.