Me pregunto sinceramente si este 30 de mayo todavía queda algo por celebrar, o es una constatación de que ésto se parece más a un funeral o mascarada que a otra cosa. Es triste y hasta sintomático, que a pesar de la importante trayectoria que tiene este pueblo con más de cinco siglos de historia, se escogiera la fecha de constitución del actual Parlamento para marcar en la memoria el día de Canarias. Un parlamento que, dicho sea de paso, nos ha llenado de vergüenza con sus decisiones, la última aprobando una ley a favor de la especulación del territorio y en contra de la defensa de unos recursos naturales ya maltrechos. Un parlamento que se ha ingeniado una ley electoral -que se resiste a modificar, claro está- para que en él solo pueda habitar el bipartidismo y la rémora del insularismo coaligado. Un parlamento, que de esta manera, margina la opinión de la mayoría del pueblo de Canarias, para que se siga legislando a sus espaldas y en contra de los intereses generales. Un parlamento costoso y solapado con otras instituciones, a todas luces innecesario porque no ha cumplido su misión de hacer región, sino como páramo donde medrar ciertas "señorías". Un parlamento, donde la casta política insular ha dado el peor ejemplo de ciudadanía, cobrando jugosos sueldos y canongías, y hasta dietas ilegales. Un parlamento, en fin, mostrando la más lamentable cara de la política, la del compadreo pactista con tal de montarse a la noria del bon-vivant, en contra de la legítima opinión de sus electores. Cada cuatro años, el ciudadano de a pie ve con cabreo, primero, frustración luego y tristeza finalmente, como se las gastan esos mangantes que se parapetan impunemente tras su condición privilegiada de aforado para mantener su chollo por mucho que algunos jueces honestos les imputen. Pero cada convocatoria electoral, sube el nivel de abstención y el voto en blanco, y todo parece indicar que las del próximo año van a marcar época en este sentido aunque estos privilegiados individuos no aprendan la lección e insistan en demostrar lo imposible.
Estos señores en su manido juego dialéctico gobierno-oposición, pactos y repactos, nos han llevado a la situación crítica actual. ¿300 mil parados es motivo de festejo? ¿tener los peores índices de escolarización y cultura, y de servicios sanitarios es motivo de festejo? ¿Tener una infraestructura turística, cementaria por un lado y por otro, de amarillentos golfs para supuestos visitantes de lujo -donde nos escasea tanto el agua-, es motivo de festejo? ¿Mantener los sueldos más bajos de toda España mientras afecta a los trabajadores canario de la misma manera el tijeretazo de Zapatero (apoyado por cierto por Coalición Canaria), es motivo de satisfacción? ¿Seguir insistiendo en un modelo económico críticamente cíclico sin alternativas competitivas, es motivo de festejo? ¿Cargarse desde las instancias de poder el medio ambiente patrimonio de todos los habitantes del archipiélago, es motivo de festejo? ¿Empeñarse en una policía autonómica o "guanchancha" para tener quien se les cuqadre al paso, es motivo de festejo? ¿Lo es mantener una televisión costosa, partidaria y de mal gusto? ¿Ir en contra de instituciones celosas conservadoras del patrimonio cultural de las islas, caso de El Museo Canario, mientras se banaliza el sentimiento de identidad "disfrazándose" de magos en las romerías, es motivo de festejo? ¿De qué vale ese festejo ronero si luego hipócritamente aun no se enseña y estudia en los conservatorios de las islas instrumentos tan esenciales de nuestro acervo folklórico como el timple o las chácaras? ¿Es eso motivo de festejo? No me queda más remedio que pensar, en pobre del pueblo que tiene entre sus más altas insignias, unos perros con collar en su bandera y como himno, una nana, para adormecer más las conciencias. Hace la friolera de 32 años, Juan Carlos Senante publicaba su inestimable disco "¿Qué te pasa tierra mía?", en la que incluía la canción del mismo título que desgraciadamente no ha perdido nada de actualidad y que haciéndola también mía no me resisto a reproducirla como final:
Estos señores en su manido juego dialéctico gobierno-oposición, pactos y repactos, nos han llevado a la situación crítica actual. ¿300 mil parados es motivo de festejo? ¿tener los peores índices de escolarización y cultura, y de servicios sanitarios es motivo de festejo? ¿Tener una infraestructura turística, cementaria por un lado y por otro, de amarillentos golfs para supuestos visitantes de lujo -donde nos escasea tanto el agua-, es motivo de festejo? ¿Mantener los sueldos más bajos de toda España mientras afecta a los trabajadores canario de la misma manera el tijeretazo de Zapatero (apoyado por cierto por Coalición Canaria), es motivo de satisfacción? ¿Seguir insistiendo en un modelo económico críticamente cíclico sin alternativas competitivas, es motivo de festejo? ¿Cargarse desde las instancias de poder el medio ambiente patrimonio de todos los habitantes del archipiélago, es motivo de festejo? ¿Empeñarse en una policía autonómica o "guanchancha" para tener quien se les cuqadre al paso, es motivo de festejo? ¿Lo es mantener una televisión costosa, partidaria y de mal gusto? ¿Ir en contra de instituciones celosas conservadoras del patrimonio cultural de las islas, caso de El Museo Canario, mientras se banaliza el sentimiento de identidad "disfrazándose" de magos en las romerías, es motivo de festejo? ¿De qué vale ese festejo ronero si luego hipócritamente aun no se enseña y estudia en los conservatorios de las islas instrumentos tan esenciales de nuestro acervo folklórico como el timple o las chácaras? ¿Es eso motivo de festejo? No me queda más remedio que pensar, en pobre del pueblo que tiene entre sus más altas insignias, unos perros con collar en su bandera y como himno, una nana, para adormecer más las conciencias. Hace la friolera de 32 años, Juan Carlos Senante publicaba su inestimable disco "¿Qué te pasa tierra mía?", en la que incluía la canción del mismo título que desgraciadamente no ha perdido nada de actualidad y que haciéndola también mía no me resisto a reproducirla como final:
¿Qué te pasa tierra mía?
y parece que la brisa
se ha llevado tu alegría.
¿Qué te pasa tierra mía?
que te gritan desde abajopues no tienen ni trabajo
los que siempre en tí confían.
¿Qué te pasa tierra mía?
que has dado cobijo al hambrey permites que te alambren
los campos más todavía.
¿Que te pasa tierra mía?
que te venden al de fueracomo si aquí no quisieran
trabajarte noche y día.
¿Qué ta pasa tierra mía?
vas a parar no sé adondey a los que les corresponde
no arreglan tu economía.
¿Que te pasa tierra mía?
que no explotan tus volcanespara destrozar los planes
de toda la oligarquía.
En fin, triste día de Canarias....