Cuando desde hace unos años, hasta en el propio terreno de la antigua izquierda, se han llenado la boca, especialmente a partir del desmoronamiento del muro de Berlin (1989) de que la filosofía política y económica de Karl Marx había caducado, vuelve a estar de actualidad. El crash del 2010 -del 10 y no del 09, porque lo peor no ha llegado aún- nos emparenta inevitablemente, salvando las distancias con el llamado del 29 (1929). Aquel desembocó en la hegemonía de regímenes autoritarios en Europa (fascismo, franquismo y nazismo) y en la segunda guerra mundial que acabó dividiendo al mundo en dos bloques. De ésta, aún no se sabe como se saldrá, pero sí, que traerá cambios estructurales importantes y de mentalidad. El catedrático Santiago Niño en su libro "El Crash del 2010. Toda la verdad sobre la crísis" considera que la mayor aportación de Marx al análisis económico, social y político es la de su máxima, de que todos los sistemas desde el mismo momento de que necen, llevan en sí su propio germen de destrucción. De esta manera, nos encontraríamos ante el principio del fin del capitalismo, que ha imperado desde el siglo XIX. Este catedrático desmonta la falsa creencia de que el crecimiento del producto interior bruto de un pais está estrechamente relacionado al aumento de bienestar de la población, poniendo el ejemplo de Irlanda. Dice, que nos encontramos ante el colapso del sistema, el hundimiento de la economía y sin dinero suficiente para tapar el agujero existente creado por la especulación y consumo desmedido. A todo ésto se ha llegado, por necesidad de un sistema económico para no desaparecer antes de tiempo. Lo que me preocupa no es la desaparición del capitalismo, sino las secuelas que está dejando y la posibilidad no remota de que se resista a morir y nos lleve al caos. Esta muerte anunciada, disfrazada o maquillada hasta más no poder, nos ha hecho perder un tiempo precioso para repensar el futuro. Nos hicieron creer 40 años de que el peligro para la humanidad era una confrontación nuclear, cuando en realidad, como se ha demostrado, el peligro no era una acción violenta, sino lenta a través del calentamiento global, destrucción del medio ambiente y esquilmación de riquezas, necesario para apurar al máximo la agonía del capitalismo. Y cuando el desarrollo tecnológico dejó atrás a uno de los bloques, éste corrió rápidamente en brazos del otro, para sobrevivir con las migajas. Las nuevas tecnologías con los cambios de hábito que ha provocado y de forma de trabajo, ha sido el germen de destrucción del sistema. Probablemente estén en ellas el nuevo rumbo a tomar. Lo terrible sería que el "tecnologismo" en manos de unos pocos. como ha sido hasta ahora el capitalismo, sea el nuevo futuro. El profesor Niño, reflexiona sobre la economía que viene y que considera será "la responsabilidad personal" su pilar fundamental, exponiendo que en los próximos años, los conceptos claves serán los de utilidad, aprovechamiento, eficiencia, cooperación y que "lo necesario va a ser lo único importante". ¿Nos encontramos ante un nuevo escenario excluyente y pragmático?
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