La conversación entre el capitán Francesco Schettino del crucero Costa Concordia que naufragó el pasado viernes frente a la isla de Giglio y la Capitanía de Livorno, de una duración de cuatro minutos, ha sido filtrada a la prensa italiana. La transcripción muestra que Schettino abandonó el barco antes de que fueran evacuados los pasajeros y que se negó a volver a bordo.
De Falco: Hola.
Schettino: ¿Sí?
D.F.: Soy De Falco de la Capitanía de Livorno, ¿capitán?
S.: Sí. Buenas noches, comandante De Falco.
D.F.: Dígame su nombre.
S.: Soy el capitán Schettino.
D.F.: ¿Schettino? Escuche, Schettino, hay personas atrapadas a bordo. Vaya con su lancha por debajo de la proa de la nave, por el lado derecho. Hay una escalera [de cuerda para los rescates]. Súbase a la escalera hasta llegar a bordo de la nave y me dice cuántas personas están allí. ¿Está claro? Estoy grabando esta conversación, capitán Schettino.
S.: Entonces comandante, le voy a decir una cosa...
D.F.: Hable en voz alta.
S: La embarcación ahora... yo estoy aquí, en frente.
D.F.: Capitán, hable más alto, ponga la mano delante del micrófono y habla [le tutea] en voz alta. ¿Entendido?
S.: [Schettino habla con alguien que está cerca de él]
S.: Comandante, en este momento la nave está inclinada.
D.F.: Entendido. Hay gente bajando por la escalera de proa. Usted recorre esa escalera en sentido contrario, se sube a la nave y me dice cuántas personas hay. ¿Entendido? Me dice si hay niños, mujeres, o personas que necesitan asistencia. Mire, Schettino, usted se ha salvado del mar, pero yo lo llevo... de verdad muy mal... se las voy a hacer pasar canutas. ¡Suba a bordo, coño!
S.: Comandante, por favor.
D.F.: No por favor... Suba ahora a bordo. Me tiene que asegurar que está subiéndose a bordo.
S.: Estoy aquí con la lancha de socorristas, estoy aquí, no me voy a ningún sitio, estoy aquí...
D. F.: ¿Qué está haciendo, capitán?
S.: Estoy aquí para coordinar el rescate.
D.F.: ¿Qué coordina desde allí? Suba a bordo. Coordine las labores a bordo. ¿Se niega?
S.: No, no me estoy negando.
D.F.: ¿Se está negando a subir a bordo, capitán? Dígame la razón por la cual no sube.
S.: No voy porque la otra lancha se ha parado...
D.F.: Suba a bordo. Es una orden. Usted no tiene que hacer deducciones. Usted abandonó la nave, ahora mando yo. ¡Suba a bordo! ¿Está claro? ¿Me oye? Suba y me llama directamente desde allá. Está allí mi responsable de rescate.
S.: ¿Dónde está?
D.F.: Está en la proa. Hay cadáveres, Schettino.
S.: ¿Cuántos cadáveres hay?
D.F.: No lo sé... sé de uno. Escuché que había uno. Me tiene que decir usted cuántos hay. ¡Dios!
S.: Pero, ¿se da cuenta de que está oscuro y no se ve nada?
D.F.: ¿Y quiere volver a su casa, Schettino? ¿Está oscuro y quiere volver a su casa? Suba a proa por la escalera y me cuenta qué se puede hacer, cuántas personas hay y qué necesitan. ¡Ahora!
S.: Estoy con el capitán de segunda.
D.F.: Suban los dos entonces. Los dos. ¿Cómo se llama el segundo?
S.: Dimitri.
D.F.: Dimitri, ¿qué?
S.: Dimitri Christidis.
D.F.: Vale. Usted y su segundo suban a bordo ahora mismo. ¿Vale?
S.: Yo quiero subir, pero la otra lancha que está aquí... Hay otros rescatadores y se ha parado, se ha instalado allí. Acabo de llamar a los otros rescatadores.
D.F.: Hace ya una hora que me está contando lo mismo. Ahora suba a bordo, ¡a bordo! ¡B-O-R-D-O! y luego me cuenta cuántas personas hay.
S.: Está bien, comandante.
D.F.: Suba ya.
(Reproducido de EL País)
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