Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1925), sacerdote, teólogo, poeta multipremiado internacionalmente y revolucionario (ministro de Cultura del primer gobierno sandinista en Nicaragua de 1979 a 1987 en que fue suprimido por razones económicas) escribió a la muerte de Marilyn Monroy acaecida hace 50 años estos versos:
ORACIÓN POR MARILYN MONROE
Ernesto Cardenal
Señor
Recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra
con el nombre de Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Time)
Ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso…
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century Fox.
El templo –de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
En este mundo contaminado de pecados y radioactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
-El de nuestras propias vidas- y era un script absurdo.
Perdónale Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje –insistiendo en maquillarse en cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.
Como toda empleadita de tienda
Soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y arhiva.
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo los reflectores y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un
baile en Río la recepción en la mansión del Duque
y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice:
WRONG NUMBER
o como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor
Quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Ángeles)
contesta Tú el teléfono!
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