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sábado, 20 de julio de 2013

VERDAD, JUSTICIA Y REPARACIÓN


Obra de Eugenio Merino

La memoria histórica es necesaria, no sólo para conocer el pasado sino también para no volver a caer en sus errores. Necesaria, no solamente para aquellos arrinconados en el olvido oficial; igualmente para los familiares de los más de 120 mil desaparecidos, torturados y fusilados en la ignominiosa "cruzada" del 36, y para los 30 mil niños robados a sus autenticos padres. Necesaria para limpiar de una vez la mentira construida tantos años sobre la historia de España. Necesaria finalmente, para que los muertos de la barbarie enterrados en zanjas, pozos, bosques, ríos o carreteras puedan ser localizados y enterrados humanamente, e incluso recordados por su inquebrantable lucha por la libertad.
Aquellos tres días fatídicos de julio de 1936, contados por el novelista e historiador Luis Romero (El País, 14 de julio de 1996) hablan a las claras de la catadura de los golpistas aliados de Mussolini y Hitler. Cuenta Romero que firmes en su despropósito, dudaban de la fecha del golpe militar contra la legalidad repúblicana. Pero un registro en la alcazaba de Melilla a cargo de la guardia de seguridad provocado por un soplo, precipitó la rebelión anticonstitucional. Acorralados, los conspiradores recurrieron a la Legión. Destituyeron a las autoridades y militares que no secundaron el alzamiento y se apoderaron a cañonazos del aerodromo. Los falangistas colaboraron en los arrestos y clausura de centros políticos y sindicales. El teniente coronel Yagüe, designado por Mola, jefe de los insurgentes, sublevó Ceuta. Pronto llegó la asonada a Sevilla donde el general Queipo de Llano la encabezaría a primeras horas del 18 de julio, tras amenazar de muerte al general Villa-Abrile, que se negó a sumarse a su causa.
En Canarias se encontraba el general Franco, a donde había sido enviado por sospechas de su desafecto a la República y su actuación represora de la Revolución de Asturias en octubre de 1934 durante el gobierno derechista de Lerroux. Sin embargo, estuvo a sus anchas, y aprovechó la extrañísima muerte en el campo de tiro de la Isleta del general Balmes, comandante militar, para trasladarse a Las Palmas al entierro. En esta ciudad le cogió la noticia del golpe en Melilla y tomó las decisiones necesarias para asegurar el dominio en las islas respondiendo con el siguiente telegrama: "Gloria al heroico ejército de África. España sobre todo. Recibid el saludo entusiasta de estas guarniciones que se unen a vosotros y demás compañeros de la Península en estos momentos históricos. Fe ciega en el triunfo. Viva España con honor". Redactó el bando del estado de guerra y una alocución dirigida a "los españoles". Los monárquicos residentes en Inglaterra mandaron el avión Dragon Rapide a Canarias para que Franco se trasladara a Marruecos y se uniera a los rebeldes. Trasladándose en barco desde la ciudad de Las Palmas al aeropuerto de Gando para evitar ser interceptado por quienes apoyaban al gobernador civil, Franco embarcó en el Dragon Rapide y se dirigió a Casablanca donde pernoctó y de allí a Tetuán donde le esperaban impacientes los otros golpistas. Al no ser secundados en todas las provincias españolas, se inicia una guerra civil que duró tres años y donde los alemanes de Hitler se ensañaron -bombardeo de Guernica- contra la población civil como laboratorio de pruebas de lo que harían a continuación en Europa.
Franco controlaría a las fuerzas que le apoyaron inicialmente instaurando una dictadura que duraría hasta su muerte en noviembre de 1975, tras nombrar sucesor en 1968 a Juan Carlos de Borbón para perpetuar su régimen totalitario. La fecha del 18 de julio se ha conservado inexplicablemente en algunas calles de España (caso de Valladolid) y fue glorificada muchos años dándole su nombre a la paga extra del verano.
Aunque han pasado prácticamente 38 años de su muerte, aun sus sucesores y defensores consiguen ante la pasividad de los gobernantes actuales, mantener viva su memoria -esa sí se permite- con una Fundación en su nombre y recortando -como si fuera ayer- la libertad de expresión. Ese es uno de los dislates del sistema democrático actual español que permite manifestaciones antidemocráticas como la del facismo. Imaginen, que ocurriría por ejemplo en Alemania, si se mantuvieran calles, esculturas, lápidas o Fundaciones a nombre de Adolf Hitler, o de algunas fechas de sus "hazañas".
Insiste la derecha recalcitrante española en que la memoria histórica reabre heridas del pasado. ¿Pero no son precisamente aquellos como el PP de Valladolid, por ejemplo, quien las mantiene abiertas negándose a cambiar el nombre de la calle "18 de julio" por la de "Mandela", líder africano, luchador incansable por los derechos humanos, la libertad y la democracia? ¿No son aquellos como este gobierno del PP quien las mantiene abiertas y profundiza manteniendo el simbolo franquista por excelencia -El valle de los caídos- e invirtiendo dinerales en reformas en momentos de grave crisis? ¿No reabren esas heridas aquellos que nos recuerdan un día sí y otro también, comportamientos dudosamente democráticos en nombre de una mayoría?  ¿Aquellos que complacientemente permiten que el partido facista de Falange siga coartando la libertad de expresión contra los artistas y creadores? Resulta increible que en 2013 se le pida 15.000 € al periodista Gerardo Rivas por decir lo que han escrito numerosos historiadores y es objetivamente histórico: que la Falange cuenta con un "amplio historial de crímenes contra la humanidad". O que el artista Eugenio Merino se enfrente por una obra satírica a una demanda de la Fundación Franco (que ha recibido hasta subvenciones de gobiernos) por "daños al honor del anterior jefe de estado". Pero aun los españoles han tenido que tragar con la publicación que ha hecho el ex-alto cargo franquista Luis Suárez en el Diccionario Biográfico español (editada por la Academia de Historia y subvencionada oficialmente por el anterior gobierno del PP con 6,4 millones de euros), tergiversando la definición del régimen totalitario de Franco por el de "autoritario". Esta publicación costosa que ni siquiera ha sido adquirida por las universidades españolas ante la dudosa importancia histórica de muchos de los que aparecen biografiados, fue decidida en 1998 siendo jefe de gobierno Aznar y ministro de Educación y Cultura el actual presidente Mariano Rajoy. También es insultante, que otro franquista de pro como José Utrera Molina, suegro del actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, considere que la ley de Memoria Histórica es "injusta e innecesaria" al recordar a los españoles lo sucedido que "tendría que ser -según él- ya tumba, recuerdo de grandeza y olvido de miserias".
Afortunadamente, la impunidad del franquismo que consiguió desalojar de la carrera judicial al juez Garzón por querer llevarlo a los tribunales por crímenes de lesa humanidad y genocidio, parece tambalearse con la querella argentina de la plataforma por la Verdad, la Justicia  la Reparación. Aunque el gobierno de Rajoy, impidió que víctimas del franquismo declararan en Argentina en mayo pasado en la causa abierta en dicho país. Sin embargo, en septiembre próximo está previsto que visite España el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidad sobre las Desapariciones Forzadas e Involutarias, órgano independiente que en la actualidad está realizando un examen a España sobre su cumplimiento de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Perosnas contra las Desapariciones Forzadas



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