La casa real de los borbones -de origen francés- se instauró en España en 1700, gracias a que el último rey de la casa de Austria o Habsburgo (Carlos II) fue incapaz, como culmen de una dinastía enfermiza, continuar la saga. España era una potencia poderosa, controlando Nápoles, Sicilia, Milán, los Países Bajos y las colonias (America y Filipinas). De este modo, Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y de Maria Teresa de Austria (hija mayor de Felipe III de España) es llamado a instaurar su dinastía y comienza la paulatina decadencia de España. Desde entonces, los borbones han sido tres veces expulsados del trono y del país: Carlos IV fue sustituido por el hermano de Napoleón, José Bonaparte tras la invasión francesa, Isabel II tras su huida ante la revolución de 1868 por Amadeo de Saboya (hijo del rey de Italia y el primer rey elegido por un parlamento) que culminó en la proclamación de la I República (1873-4), y Alfonso XIII por la II República (1931) tras el apoyo de aquel a la dictadura de Primo de Rivera. La monarquía borbónica volvería a ser instaurada con caracter sucesorio en 1968 por el dictador Franco en perjuicio de la otra rama borbónica de Carlos Hugo, que desde la sucesión de Fernando VII que murió sin dejar hijos varones, protagonizó la segunda mitad del siglo XIX con tres gueras civiles denominadas "guerras carlistas" que desangraron económicamente España. Franco apostó por Juan Carlos, por un lado, por sus ínfulas "monárquicas" y tener un "sucesor" educado por él evitando que le sucediera su padre Juan, exiliado en Portugal, a quien le correspondería en todo caso la corona al ser hijo de Alfonso XIII, y por otro, para desarticular el carlismo, ya que Carlos Hugo, declarado opositor del dictador Franco era simpatizante del socialismo. Muerto el dictador en 1975, parte de la oposición politica al franquismo que encabezó la transición democrática, no tuvo valor de romper con el pasado y pelear por la III República y prefirió aceptar el legado monáquico de Franco, plebiscitando a Juan Carlos como rey.
En los últimos años, por una serie de circunstancias, la institución monárquica ha ido perdiendo favor entre los españoles, pasando del 7,48 en 1995, al 4,89, en su valoración de confianza en la escala de 0 a 10, cuando aún no había estallado plenamente el caso Urdangarín y nada se sabia de las cuentas del rey mantenidas en secreto durante 32 años.
Hoy podemos saber que la casa real está costando a los españoles, cuando la espiral del paro y el empobrecimiento del país asciende vertiginosamente, y los recortes drásticos abruman y amenazan los derechos universales básicos a la sanidad y educación, unos 25 millones de euros, de los cuales 8.2 millones se destinan directamente a sus gastos: en sueldos (casi 300.000 € el rey y la mitad el principe, más gastos de representación para la reina e infantas), gastos de la casa (no paga luz ni agua), viajes, fiestas, gastos corrientes y personal adscrito, que además tiene bonificación de un 75% en los viajes y comidas gratis. Y todo ese dineral, que asciende hasta los 60 millones en partidas secretas de varios ministerios (seguridad, parque móvil, etc...), empleado en una institución que el ciudadano de a pie no sabe a ciencia cierta que protagonismo político tiene en la dirección del país, o dicho en otras palabras, para que sirve. El secretismo alcanza también al patrimonio particular que durante estos años haya amasado el rey, qué propiedades o negocios dispone. No se sabe cual es, ni a cuanto asciende ni de donde procede. Se sabe de regalos, como la casa lanzaroteña que le hizo Hussein de Jordania, o de algunos jeques árabes como su "hermano" Fahd de Arabia, en forma de yates (el primer "Fortuna") o lujosos automóviles. Se sabe de un primer patrimonio de 20 millones de pesetas de los años 60, recaudados para su boda con Sofía por el banquero Lluis Valls i Taberner, del nuevo "Fortuna" (que pudo haber costado unos 40 millones de euros) costeado por empresarios mallorquines agrupados en una fundación presidida por Jaume Matas, y del lujoso Porsche deportivo de Javier de la Rosa. También se hablado del lujoso yate que a punto estuvo de regalarle Mario Conde y de los millones que declaró Ruiz Mateos haberle entregado en su momento, dato que no ha sido desmentido.
Administrador del rey durante 20 años, fue el diplomático Manuel Prado y de Colón Carvajal (padre del actual presidente de Endesa Borja Prado), que se vio tocado por varios escándalos financieros escapando de la cárcel por su avanzada edad. Y grandes favorecedores con regalos lujosos, también han sido carne de presidio o tribunales (Mario Conde, Javier de la Rosa, Jaume Matas, Ruiz Mateos...).
Estupor nacional ha causado el que en momentos tan peliagudos para el país y sus habitantes como el que estamos atravesando, situación sobre lo que hace poco declaró públicamente "quitarle el sueño", Juan Carlos haya optado por viajar a Botsuana y participar en una costosísima e impresentable cacería de elefantes. Quizá lo de menos haya sido su accidente al tropezar en unas escaleras. Lo grave es que ha tropezado con él la institución que representa ante la credibilidad de los españoles, y además, un 14 de abril.
En los últimos años, por una serie de circunstancias, la institución monárquica ha ido perdiendo favor entre los españoles, pasando del 7,48 en 1995, al 4,89, en su valoración de confianza en la escala de 0 a 10, cuando aún no había estallado plenamente el caso Urdangarín y nada se sabia de las cuentas del rey mantenidas en secreto durante 32 años.
Hoy podemos saber que la casa real está costando a los españoles, cuando la espiral del paro y el empobrecimiento del país asciende vertiginosamente, y los recortes drásticos abruman y amenazan los derechos universales básicos a la sanidad y educación, unos 25 millones de euros, de los cuales 8.2 millones se destinan directamente a sus gastos: en sueldos (casi 300.000 € el rey y la mitad el principe, más gastos de representación para la reina e infantas), gastos de la casa (no paga luz ni agua), viajes, fiestas, gastos corrientes y personal adscrito, que además tiene bonificación de un 75% en los viajes y comidas gratis. Y todo ese dineral, que asciende hasta los 60 millones en partidas secretas de varios ministerios (seguridad, parque móvil, etc...), empleado en una institución que el ciudadano de a pie no sabe a ciencia cierta que protagonismo político tiene en la dirección del país, o dicho en otras palabras, para que sirve. El secretismo alcanza también al patrimonio particular que durante estos años haya amasado el rey, qué propiedades o negocios dispone. No se sabe cual es, ni a cuanto asciende ni de donde procede. Se sabe de regalos, como la casa lanzaroteña que le hizo Hussein de Jordania, o de algunos jeques árabes como su "hermano" Fahd de Arabia, en forma de yates (el primer "Fortuna") o lujosos automóviles. Se sabe de un primer patrimonio de 20 millones de pesetas de los años 60, recaudados para su boda con Sofía por el banquero Lluis Valls i Taberner, del nuevo "Fortuna" (que pudo haber costado unos 40 millones de euros) costeado por empresarios mallorquines agrupados en una fundación presidida por Jaume Matas, y del lujoso Porsche deportivo de Javier de la Rosa. También se hablado del lujoso yate que a punto estuvo de regalarle Mario Conde y de los millones que declaró Ruiz Mateos haberle entregado en su momento, dato que no ha sido desmentido.
Administrador del rey durante 20 años, fue el diplomático Manuel Prado y de Colón Carvajal (padre del actual presidente de Endesa Borja Prado), que se vio tocado por varios escándalos financieros escapando de la cárcel por su avanzada edad. Y grandes favorecedores con regalos lujosos, también han sido carne de presidio o tribunales (Mario Conde, Javier de la Rosa, Jaume Matas, Ruiz Mateos...).
Estupor nacional ha causado el que en momentos tan peliagudos para el país y sus habitantes como el que estamos atravesando, situación sobre lo que hace poco declaró públicamente "quitarle el sueño", Juan Carlos haya optado por viajar a Botsuana y participar en una costosísima e impresentable cacería de elefantes. Quizá lo de menos haya sido su accidente al tropezar en unas escaleras. Lo grave es que ha tropezado con él la institución que representa ante la credibilidad de los españoles, y además, un 14 de abril.
No hay comentarios:
Publicar un comentario