El ejercicio cotidiano de la política se ha convertido cada vez más en un mercadeo sin rubor, un desmadre que hay que parar de una vez. Ya no importa la gestión pública para lo que dice cada cuatro años pedir el voto ciudadano. Cada día que pasa, es más manifiesto, vengan de donde vengan, pertenezcan a donde pertenezcan, que lo único que importa es el lucro personal o el beneficio del partido de turno. La corrupción y/o incompetencia domina a la llamada "clase" política y su entorno de amigos y sicarios. En vez de intentar solucionar los problemas, de trabajar para los ciudadanos que le dan su confianza -estén en el poder o la oposición- lo único que saben hacer es poner la mano cada mes para cobrar puntualmente su sueldazo e invertir el tiempo en echarle al otro partido el sambenito de lo mal que anda la cosa. Así, poco a poco, van sucediendose ante los atónitos ojos de los sufridos ciudadanos toda la morralla que nos está cayendo encima. Ruptura de pactos para obtener cotas de poder de cara a las próximas (que por cierto todos las tienen muy mal), prevaricaciones, tráfico de influencias, corruptelas, inoperancia permanente... Pero no pasa nada. Lo de Tebeto clama al cielo. Resulta que ahora que dicen que la cantera por la que estaban dispuestos a pagar del erario público más de 100 millones de € a un particular en concepto de cese de lucro, no vale un euro. Que no digan otra cosa ahora, porque lo que estaban negociando no era no pagar, sino fraccionar el pago -es decir, iban a pagar-, no lo cuestionaban. Y de ese disparate, los políticos causantes del mismo siguen en la calle (o todavía peor, en el poder), así como los altos funcionarios que tan mal suelen asesorar dada la cantidad de pleitos que pierde la administración. Estos, que viven como nadie con sus sueldazo de por vida a costa de los ciudadanos, no sólo no están en la cárcel, sino que siguen en la administración disfrutando de sus privilegios. Ya lo he comentado, alguna que otra vez. Hasta que los politicos que toman decisiones en perjuicio del erario público, y los funcionarios que les asesoran, no paguen ante la justicia por esas decisiones con su dinero, sus tropelías, seguiremos igual, esquilmando a la sociedad. Escuchar, como he escuchado hoy en el programa El Drago de la Ser al vicepresidente del "gobierno" de Canarias, Soria, decir chulescamente al hilo de los "favores" pedidos al alcalde sureño de Coalición Canaria González Reverón, que es lícito pedir esos "favores", pone la piel de gallina. Esta última legislatura, aun sólo en su ecuador, está siendo la más escandalosa e ineficaz en gestión de toda la historia de la Autonomía Canaria. Que un presidente como Paulino Rivero, en vez de buscar soluciones al grave paro existente en las islas, pida el favor de que empleen a una sobrina suya, es lamentable. Que los políticos mercadeen con los cargos, también. Que nos sigan mintiendo alevosamente e incumplimiendo sus promesas electorales, de juzgado de guardia. La desconfianza es cada vez mayor en la sociedad respecto a estos sujetos que han encontrado un chollo en el ejercicio de la política. En cada esquina se oye cada vez más hablar de tanta sinvergüencería y que a las próximas no les engañan más y no irán votar. Yo creo que sí. Que hay que ir a votar, a "botarlos" de sus poltronas, pero con un voto en blanco para dejar claro de una vez dos cosas: Que no nos interesan ninguno y por tanto no nos vengan con milongas, y por otro, ejercer el derecho democrático del voto que tanto nos costó conseguir. Sólo así, viéndose cuestionados, si es que tienen un pizco de vergüenza, podrá haber una esperanza de renovación y que surja una nueva generación de políticos honestos, honrados, trabajadores y coherentes con su ideología.
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